Creencias religiosas y dieta
14 de noviembre de 2023
Las diferentes religiones que existen a lo largo de los cinco continentes, marcan prescripciones alimentarias y dietéticas a millones de personas. Las autoridades religiosas y las distintas doctrinas indican qué alimentos pueden ser ingeridos y cuáles no, en que época del año o a que hora del día. También prescriben ayunos y su duración y frecuencia.
Algunos ejemplos, son la ingesta de sangre en muchas zonas del tercer mundo, la prohibición de alcohol o cerdo para el Islam, o la de té o café para los siks. Por el contrario la gula es considerada como pecado capital en la religión cristiana. Se podrían poner muchísimos otros ejemplos, aunque resulta imposible desligar la religión del hábitat en que se mueven las personas.
Para muchas culturas, la religión condiciona la dieta y, a través de esa dieta, la religión modifica el equilibrio ecológico e incide en el entorno. Otras veces, algunos actos y creencias religiosas son respuestas al entorno. Por ejemplo, la prohibición y los tabúes sobre la ingestión de carne, comunes en muchas religiones, son el resultado de la carencia de la carne animal.
En Occidente, donde predomina la religión cristiana, la abstinencia en el consumo de carne en cuaresma tenía como objetivo la purificación del alma, pero también así se cuidaba la salud porque la alternancia entre alimentos ricos en grasas animales y alimentos vegetales con pescado es una manera de disminuir el aporte graso de la dieta.
Es precisamente en los monasterios donde los frailes y monjas gestan los inicios de una cocina saludable. Es la limitación, y no la abundancia, la que proporciona salud a los cuerpos de los individuos. Se alterna la dieta de los días festivos, donde existe abundancia y consumo de carnes rojas, grasas, etc; con la ingesta de legumbres y verduras, para la depuración de las digestiones; con los días laborables, con mayor sobriedad y monotonía. Así, llegar a un equilibrio nutricional.
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