Ninguno de los 622 menús escolares analizados por el grupo de consumidores cumplió con los consejos de la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición.
El 45% de los menús de los comedores escolares españoles están «muy desequilibrados», sobre todo cuando la comida se prepara fuera del colegio, y no cumplen ni siquiera con las recomendaciones de consumo semanal de la mitad de los ocho principales grupos de alimentos.
De los ocho principales grupos de alimentos analizados se detectó una presencia «excesiva» de alimentos ricos en hidratos de carbono y precocinados, en detrimento de las legumbres, los huevos y las frutas.
El consumo excesivo más habitual se produce en platos a base de hidratos de carbono como el arroz, la pasta o las patatas, ya que genera un desequilibrio, muchas veces por debajo de los niveles ideales, respecto a otros alimentos básicos como las judías. Según la OCU, las judías deberían aparecer en los menús escolares al menos 1,5 veces por semana (6 veces al mes).
La manzanilla nos ayuda a expulsar y reducir muchos gases digestivos. Si tenemos calambres abdominales también se aliviarán parcialmente por su efecto relajante sobre la musculatura intestinal.
Sin embargo, la ciencia no demuestra hoy en día otras propiedades como curar las hemorroides o tratar la conjuntivitis o las infecciones vaginales.
El jengibre contiene una gran cantidad de antioxidantes, compuestos antiinflamatorios, propiedades antibacterianas, vitaminas y minerales, fitoesteroles… . Por eso, las infusiones de jengibre son muy útiles para aliviar las náuseas y los vómitos leves, como los que ocurren después de un ciclo de quimioterapia. También ayuda a aumentar el vaciamiento gástrico, por lo que es útil en casos de digestiones pesadas y puede ayudar a aliviar el dolor abdominal. En cuanto a sus propiedades antibacterianas, puede ayudarnos a reducir las bacterias de nuestra boca que provocan la gingivitis e incluso algunas infecciones intestinales.
Durante mucho tiempo se ha llevado a cabo una lucha importantísima en torno a la desnutrición y la inadecuada alimentación, sobre todo en México, donde se tiene uno de los primeros lugares al respecto; sin embargo, dicha lucha va de la mano de la salud mental.
En los últimos años se ha descubierto a partir de amplias investigaciones científicas que la alimentación tiene un impacto relevante en torno a la salud mental, los procesos cognitivos y, claro, en los trastornos directamente relacionados, como la anorexia o la bulimia. Es importante recalcar que anteriormente se tenía desconocimiento de dicha relación directa, pero que cada vez cobra una mayor importancia en la salud pública.
Se han encontrado estudios que relacionan la ingesta de minerales y vitaminas como apoyo a tratamientos psicológicos contra la depresión. Además, existe la posibilidad de que proteínas como el omega-3 sean “comparables” con ciertos antidepresivos, lo que propicia mejoras o prevención de trastornos como la ansiedad o depresión.
Más allá de la relación entre los alimentos y los tratamientos, no debe obviarse la importancia que tiene la alimentación en los niños, sobre todo cuando se debe tener en cuenta que la atención y los procesos de aprendizaje pueden ser afectados debido a una mala nutrición. Además, existen periodos a lo largo del desarrollo del niño en los cuales se consolidan habilidades importantes y, como se ha dicho en los últimos años, la neuroplasticidad es clave en éstos.
No podemos dejar de lado que la alimentación es un pilar importante que previene algunas enfermedades crónico-degenerativas, sobre todo en los adultos mayores, donde la demencia se hace presente con mayor frecuencia y ciertamente se puede prevenir a partir de una ingesta balanceada.
La salud mental abarca los aspectos que van desde la vida comunitaria hasta la vida personal, que a su vez generan impacto en cómo actuamos y percibimos nuestro cuerpo y nuestra salud. De la misma manera en que la alimentación puede ser un indicador de salud física, ciertos trastornos mentales se relacionan con la alimentación, por ejemplo, bajar y subir de peso son indicadores importantes de diagnóstico.
Por ello es clave promover espacios de reflexión en torno a lo que consumimos y sus efectos en tanto en la salud física como emocional y mental.
En el mundo contemporáneo, la comida también se utiliza como un medio para expresarse ¿la convierte esto en arte?
Arte culinario
Es necesario hacer primero una aclaración en cuanto a conceptos, ya que mucha gente piensa que, estrictamente, cuando nos referimos a arte con comida estamos hablando del “arte culinario”. Este término se refiere más bien a la presentación de la comida una vez preparada, es decir, se enfoca en el aspecto visual, no tanto en otros factores, como es el caso de la gastronomía.
La comida como medio de expresión
Ahora bien, una vez hecha la aclaración anterior, veamos cómo, hoy en día, hay artistas que utilizan comida de distintos tipos para crear arte. Su expresión más extendida es la de crear composiciones con estos elementos y capturarlos a través de la cámara, para evitar que la característica efímera de su materia prima la destruya y evite que se pueda apreciar por más tiempo del que naturalmente dura con ese aspecto de frescura. Veamos dos ejemplos de este tipo de artistas.
Hedvig Astrom Kushner: de origen sueco, Astrom crea excelentes composiciones que después retrata, todo eso principalmente con frutas y otros ingredientes para crear smothies. Sí, esta famosa bebida fue la fuente de su inspiración, y el reto es elaborar este tipo de productos personalizados que cumplan con un color específico del pantone. Sin duda resulta muy agradable a la vista.
Vanessa McKeown: ella hace algo distinto al el artista anterior, pues aunque ambos le dan mucha importancia a la composición y armonía de colores, Vanessa crea figuras y representaciones excéntricas a través del uso y combinación de distintos alimentos. Desde frutas hasta comida chatarra.
Como podemos ver, este tipo de expresión artística se basa más en una fuerte dirección de arte para crear las paletas de colores y composiciones perfectas usando los elementos comestibles. Este proceso podría asemejarse mucho más al típico de cualquier sesión fotográfica en un estudio. ¿Es entonces la comida arte? ¿tú qué opinas de este tema?
La presencia de aditivos y colorantes artificiales en una amplia gama de productos alimenticios dirigidos a niños ha generado preocupación en la comunidad médica y científica. Un reciente estudio llevado a cabo por un grupo de expertos de la Universidad de Southampton, en el sur de Inglaterra, reveló hallazgos inquietantes sobre los efectos de estas sustancias en la conducta infantil.
La presencia de aditivos y colorantes artificiales en una amplia gama de productos alimenticios dirigidos a niños ha generado preocupación en la comunidad médica y científica. Un reciente estudio llevado a cabo por un grupo de expertos de la Universidad de Southampton, en el sur de Inglaterra, reveló hallazgos inquietantes sobre los efectos de estas sustancias en la conducta infantil.
La investigación, publicada en la prestigiosa revista médica The Lancet, analizó a casi 300 niños, algunos de ellos tan jóvenes como de 3 años, sin antecedentes de trastornos de comportamiento. Los científicos observaron que los aditivos, incluidos el conservante benzoato de sodio y varios colorantes artificiales como el E110, E102, E122, E124, E129 y E104, presentes en golosinas y bebidas comunes, estaban directamente relacionados con cambios en el comportamiento de los niños.
Los resultados revelaron que la mezcla A, que contenía niveles más altos de aditivos, tuvo un impacto significativamente negativo en los niños más pequeños, manifestándose en comportamientos como la falta de concentración, la agitación y la dificultad para completar tareas simples. La mezcla B, que representaba la ingesta promedio diaria de aditivos por parte de los niños británicos, también generó respuestas adversas, aunque con cierta variabilidad en su efecto.
A pesar de estas preocupantes conclusiones, la Agencia de Control Alimentario británica (FSA) ha optado por no prohibir estos aditivos, en su lugar, ha emitido una advertencia a los padres sobre los posibles riesgos para la salud de sus hijos. La FSA ha dejado en manos de las autoridades de la Unión Europea la tarea de regular el uso de estos aditivos.
El director del estudio, Jim Stevenson, ha expresado su preocupación por la presencia de colorantes artificiales y ha sugerido la posibilidad de tomar medidas inmediatas para restringir su uso. Sin embargo, señala que la eliminación del benzoato de sodio como conservante podría ser un proceso más largo y complicado. A medida que la industria de aditivos continúa expandiéndose a nivel mundial, con un valor estimado de más de 25.000 millones de dólares anuales, es crucial abordar estas preocupaciones de manera integral y responsable.
La investigación, publicada en la prestigiosa revista médica The Lancet, analizó a casi 300 niños, algunos de ellos tan jóvenes como de 3 años, sin antecedentes de trastornos de comportamiento. Los científicos observaron que los aditivos, incluidos el conservante benzoato de sodio y varios colorantes artificiales como el E110, E102, E122, E124, E129 y E104, presentes en golosinas y bebidas comunes, estaban directamente relacionados con cambios en el comportamiento de los niños.
Los resultados revelaron que la mezcla A, que contenía niveles más altos de aditivos, tuvo un impacto significativamente negativo en los niños más pequeños, manifestándose en comportamientos como la falta de concentración, la agitación y la dificultad para completar tareas simples. La mezcla B, que representaba la ingesta promedio diaria de aditivos por parte de los niños británicos, también generó respuestas adversas, aunque con cierta variabilidad en su efecto.
A pesar de estas preocupantes conclusiones, la Agencia de Control Alimentario británica (FSA) ha optado por no prohibir estos aditivos, en su lugar, ha emitido una advertencia a los padres sobre los posibles riesgos para la salud de sus hijos. La FSA ha dejado en manos de las autoridades de la Unión Europea la tarea de regular el uso de estos aditivos.
El director del estudio, Jim Stevenson, ha expresado su preocupación por la presencia de colorantes artificiales y ha sugerido la posibilidad de tomar medidas inmediatas para restringir su uso. Sin embargo, señala que la eliminación del benzoato de sodio como conservante podría ser un proceso más largo y complicado. A medida que la industria de aditivos continúa expandiéndose a nivel mundial, con un valor estimado de más de 25.000 millones de dólares anuales, es crucial abordar estas preocupaciones de manera integral y responsable.
Fue en el siglo XVI cuando los españoles descubrieron el cacao y lo llevaron a Europa, donde se comenzó a agregar azúcar y leche para crear la versión dulce que conocemos. Desde entonces, el chocolate se ha convertido en uno de los productos más populares y consumidos en todo el mundo, con una amplia variedad de sabores y formas de presentación.
En el siglo XVI, los españoles conquistaron América y descubrieron el cacao. Pero no fue hasta el siglo XVII que el chocolate se convirtió en una bebida popular en Europa. Los ricos y poderosos disfrutaban de esta bebida caliente y espumosa, pero ¿sabías que el chocolate también se usaba como medicina para tratar enfermedades como la fiebre y la diarrea?
Aunque la verdadera historia detrás del chocolate se remonta a los tiempos de los antiguos mayas y aztecas. Ellos creían que el cacao era un regalo del dios de la sabiduría, Quetzalcóatl. Cuando los aztecas comenzaron a dominar Mesoamérica, tenían un intenso deseo por los granos de cacao, que desafortunadamente no podían cultivar en el corazón de su civilización. Por lo tanto, se vieron obligados a depender de los mayas y comerciar con ellos por las semillas de cacao, de modo que durante el 1900 a.c el chocolate fue utilizado como moneda de trueque para el intercambio de alimentos y ropa.
Hay historias que parecen existir para ser llevadas a la gran pantalla por Tim Burton, y eso ocurre con las aventuras de Charlie Bucket, un chaval cuya vida gris se convierte de un día para otro en algo muy, muy dulce… Y es que la familia de Charlie es tan pobre que ni siquiera tiene algo para comer. Viven en una casucha que se cae materialmente a trozos (la habitación de Charlie no tiene techo), aunque eso no quita que todos los miembros de la familia –el abuelo Joe y la abuela Josephine, el abuelo George y la abuela Giorgina, y el señor y la señora Bucket– estén muy unidos y vivan una existencia feliz. Pero todos sufren por el pequeño Charlie, y es que un chico de su edad necesita un lugar de recreo, amigos con quienes pasarlo bien y sobre todo comida abundante. Se entiende, por tanto, que la gran atracción de Charlie sea la enorme fábrica de chocolate que domina la ciudad. Para él ese lugar es como el cielo, todo lleno de caramelo, azúcar glass, chocolate con miles de sabores… Y quizá el sueño de visitar la fábrica –cerrada al público desde hace mucho tiempo– se haga realidad si le toca una de las cinco invitaciones que el extraño dueño de la fábrica, Willy Wonka, ha escondido en forma de billetes dorados entre las chocolatinas repartidas por todo el mundo.
La historia de Charlie tiene el aire de cuento fantástico y algo siniestro que le gusta a Tim Burton, y eso por no hablar de Willy Wonka, uno de los personajes más genuinamente burtonianos que ha dado el cine. La fidelidad al texto hace que el film sea un alarde de imaginación, pleno de colorido y con brillantes efectos especiales en la reproducción de las estancias de la fábrica, los ríos de chocolate y los diferentes destinos de los compañeros de Charlie. Burton ha contado con dos de sus actores fetiche: Johnny Depp es el solitario y travieso Willy Wonka, y Helena Bonham Carter la Señora Bucket. Aunque quien se lleva la palma es el chico Freddie Highmore, cuya natural expresividad ya nos dejo pasmados en Descubriendo Nunca Jamás.
Hoy voy a hablaros de uno de esos juegos de nuestra infancia. Como ya habréis leído en el título se trata de Cooking Mama.
Esta saga de videojuegos nació en 2006 en la DS y ha extendido hasta la PS4 y Switch con Cooking Mama Cookstar, lanzado en 2020, su último juego hasta el momento. Incluso existen juegos de esta saga en los que la señora es jardinera o niñera.
Los que lo hayáis jugado, seguro lo recordaréis con cariño junto a otros juegos épicos como Papa’s Pizzería, los juegos Friv de cocina o Purble Place (mejor conocido como aquel juego del Windows de hacer pasteles, vestir personajes y hacer parejas de cartas). También os acordaréis de cuando los platos salían mal y la señora se enfadaba. Hasta le salía fuego por los ojos 😨. A lo mejor protagonizó alguna de tus pesadillas…
He escrito sobre este juego porque creo que se merece estar en este blog, y hasta ahora nadie había redactado una entrada de estas características.
El otro día fui a comer con mi amigo celíaco y al preguntar por un menú sin gluten lo miraron mal y le dijeron “aquí hay menús normales”. Aunque parezca impactante hay mucha gente, y sobre todo personas que se dedican a la restauración, que no saben que es la celiaquía y que riesgos tiene. Por ello, la mayoría de celíacos prefieren no comer fuera de sus casa, ya sea por este tipo de seres que piensan que su enfermedad es opcional o porque no saben los cuidados que deben tener para que no haya contaminación cruzada de alimentos.
La contaminación cruzada es un término que se utiliza para describir la transferencia de contaminantes de un lugar a otro, especialmente cuando se trata de alimentos o sustancias que pueden causar enfermedades o reacciones alérgicas. Esto ocurre cuando los contaminantes, como bacterias, virus, alérgenos o sustancias químicas, se transfieren de una superficie contaminada a otra superficie que está limpia o alimentos que se consumirá.
La enfermedad celíaca, a veces llamada celiaquía o enteropatía sensible al gluten, es una reacción del sistema inmunitario al consumo de gluten, una proteína que se encuentra en el trigo, la cebada y el centeno. Si tienes enfermedad celíaca, comer gluten desencadena una respuesta inmunitaria en tu intestino delgado. Con el tiempo, esta reacción daña el revestimiento del intestino delgado e impide que éste absorba algunos nutrientes (malabsorción). El daño intestinal a menudo causa diarrea, fatiga, pérdida de peso, hinchazón y anemia, y puede provocar complicaciones graves.
Es por ello que debemos tener mucho cuidado a la hora de cocinarle a un celíaco. Aquí algunas cosas a tener en cuenta:
Hasta ahora era conocida la relación entre la comida basura y el riesgo de la salud cardiovascular, la obesidad y el cáncer, pero no que también podría dañar de forma permanente el sistema nervioso, particularmente la visión.
Un joven paciente de 17 años ha sido el primer caso de ceguera causado por una mala alimentación y la ingesta de comida basura. Cuando tenía 14 años acudió al médico quejándose de cansancio, le hicieron pruebas que mostraron una anemia macrocíclica y bajos niveles en vitamina B12, que se trataron con inyecciones y consejos dietéticos. A los 15 años el joven había desarrollado hipoacusia neurosensorial y síntomas de visión. Finalmente a los 17 años empeoró su visión progresivamente hasta quedarse ciego.
Los médicos investigaron la nutrición del paciente y observaron deficiencia de vitamina B12, bajos niveles de cobre y selenio, un alto nivel de zinc y una deficiencia de vitamina D. El paciente confesó que evitaba alimentos con determinadas texturas y que solamente comía patatas fritas, pan blanco, lonchas de jamón procesado y salchichas.
Este paciente fue diagnosticado de neuropatía óptica nutricional, que es una disfunción del nervio óptico causado por mala absorción, drogas o dietas deficientes. Esta condición es reversible si se detecta de manera precoz, pero si no se trata provoca una ceguera irreversible.
